Mientras las niñas de mi generación querían ser princesas o enfermeras, yo quería ser presidenta del gobierno. Por suerte, ese deseo se me pasó con el tiempo y me he ahorrado los sinsabores de un oficio donde las puñaladas pueden venir de cualquier parte. En la literatura, al menos, sabes siempre de donde vienen.... o eso creo.
El reciente auge del feminismo (Women's March, #MeToo, 8 de marzo de 2018....) y las recientes muestras repugnantes de machismo (con Trump a la cabeza) han despertado a las mujeres: ya no cabe tan sólo protestar y hay que pasar a la acción, a la acción política.
Sobre eso escribo en La política és cosa de dones, como siempre en el diario ARA.