"Aunque hace ya años que la figura de Hannah Arendt y su obra están siendo reivindicadas, siendo en esta tarea una de sus principales valedoras la estudiosa Fina Birulés, ha sido la película de Margarethe von Trotta, estrenada en el 2013, la que ha servido para devolverla plenamente a la luz pública. El efecto racimo, sumado a la tenacidad del feminismo intelectual, ha despertado también el interés por otras pensadoras, no ya sólo para entender cuál ha sido el fluir de la filosofía moderna, sino para arrojar luz sobre las cuestiones palpitantes de hoy. Porque es evidente que no existirían los pensadores del siglo XXI sin los pensadores del siglo XX, entre los que, aunque semiembozadas, ellas también estuvieron [...]".
Hace largos años que me preocupa y mucho que en lugar de imitar a países civilizados como Canadá o Suiza, donde la convivencia entre las lenguas está destinada a enriquecer como las pastillas de Avecrem, en Cataluña insistamos en dividir la producción cultural en función de la lengua vehicular (literatura, teatro, cine...), como si no saliera de los magines de hermanos y vecinos. Sobre eso escribo en Independència vs bilingüísme, en la revista Núvol, sabiendo que hay quien puede no pensar como yo, sino todo lo contrario. Lamentablemente para los más cerriles, creo que las discusiones son saludables.
"Aunque pensaba inaugurar el curso hablando del sarampión de casos de corrupción política que asola nuestro país y que este verano ha alcanzado cotas altísimas, que está claro que colearán y de las que habrá pues oportunidad de hablar, he optado por dedicar estas líneas a un tema mucho más relevante. [...]
Nadie duda de que en las últimas décadas se ha producido la incorporación plena de las mujeres a los públicos culturales, pero la pregunta es: ¿y los contenidos culturales, han vivido una incorporación equivalente?