Que un puñado de internautas -bastante abundante por cierto- se rasgue las vestiduras ante la posible existencia de una Ley antidescargas, en realidad no reviste importancia alguna. Sí la tiene, y mucha, que sus voces sean escuchadas por sectores variados -e incluso antitéticos- del Congreso de los Diputados y dicha ley no llegue, en consecuencia, a ser promulgada. ¿Cultura gratis? ¡Dónde se ha visto tamaña barbaridad! ¿O acaso nos servimos sin pagar de viandas en los restaurantes y de combustible en las gasolineras? El sólo hecho de que alguien haya podido plantearse la posibilidad de que el pirateo descarado de contenidos intelectuales sea factible, indica a qué clase de infiernos estamos descendiendo. ¿Para cuándo una moción popular que propugne el uso indiscriminado, sin coste alguno, de las camas de los hoteles de cinco estrellas?
AGITADORAS ha publicado mi pequeña reflexión al respecto como un eslabón más de la serie PIENSO, LUEGO EXISTO.
[Ilustra el post La creación de las aves, de REMEDIOS VARO.]