"Inquietantes,
ese es el adjetivo que mejor les sienta a las piezas de Bourgeois, esa mujer
que en la vejez seguía conservando la misma personalidad y la misma fuerza que
una Isak Dinesen o una Leonora Carrington, pues como ellas seguía cultivando el
sugestivo arte de la extravagancia. También abundaba en el uso de los tejidos,
pues no en vano se dice que envejecer es acercarse al niño o a la niña que uno
fue, y las telas siempre le remitieron a sus años tempranos en Francia. Estaba
trabajando en un homenaje a una de las grandes heroínas de Balzac, Eugenia
Grandet, cuando un ataque al corazón detuvo su reloj. La exposición llegó a la
Maison Balzac de su París natal, ella no."