Si alguna ventaja tiene el lío político en que estamos todos y todas metidos -porque "el problema catalán" no es tal, sino un tremendo "problema de España"-, es que la gente que jamás hablaba de política ahora se anima a hacerlo, aunque sea a menudo enzarzándose en discusiones bizantinas, de las que el agua no sale jamás clara.
En ese marasmo de conversaciones, no son muchos sin embargo los que se atreven a confesar a quien han votado o dejado de votar. Yo soy de las que habla claro y, como no tengo partido -es decir, como no me mueven ni la obediencia ni el proselitismo-, puedo explicar con claridad meridiana porqué voto a un@s u a otr@s. En este caso concreto (21-D), por qué voté a la derecha siendo de izquierdas y a los indepes no siéndolo.
Lo cuento en ARA en el artículo Per què vaig votar Puigdemont.