Me gusta porque es desobediente y me gusta pensar que en una escuela de escritura seguro que la suspenderían por no cumplir con ninguna de las reglas que allí enseñan. Smith reinventa esas reglas y el resultado es una delicia, del mismo modo que leerla es un ejercicio de inteligencia.
He reseñado este volumen de doce relatos para el Diario ARA. Leer aquí.