He ido a ver la exposición de Gala que hacen en el MNAC (Gala/Dalí. Una habitación propia en Púbol), comisariada por Estrella de Diego, y he publicado en M-arte y cultura visual el artículo Gala, algo más que musa de Dalí.
"[...] Durante lo que duró su unión (Gala murió en 1982 y Dalí en 1989), Gala arrastró una mala fama que ha impedido que la Historia le haya hecho justicia. Se la tiene por una peligrosa bruja que hechizó al tierno Dalí, cuyo talento innegable supo ver y al que supo hacer brillar en todo su esplendor. Se piensa poco en cuál hubiera sido la trayectoria de Dalí sin Gala. Esta exposición que le dedica el MNAC la redime de esta fama –no sabemos si justificada o injustificada- y la muestra como un ejemplo de inspiración. Musa de Dalí, eso fue sobre todo Gala, amén de gestora de su trabajo y administradora de su fortuna. Cuando falleció dejó al inseguro pintor de provincias convertido en genio universal, que como legado no está nada mal [....]".