AMÉLIE NOTHOMB es una extravagante, no puede evitarlo. Aparece siempre en público con originales sombreros nacidos para no ser usados en la ópera bajo ningún concepto y con los labios incendiados de un intenso color rojo sangre, que la singularizan aún más entre la fauna literaria y la dotan de un aúrea indiscutiblemente desafiante, provocadora.
Llevo siguiéndola desde sus comienzos y no me canso de recomendar sus primeras novelas, Higiene del asesino y Las catilinarias, que son de una inusitada brillantez, sobre todo a tenor de la juventud con que fueron escritas. Una forma de vida es su última pieza narrativa traducida aquí, y sobre ella versa la reseña, "Epístolas tramposas", que he publicado en el número de mayo de la revista LETRAS LIBRES.