No era la mujer más guapa del mundo -ni falta que hace-, pero sí una escritora capaz de poner la carne en el asador y desafiar todas las convenciones. En su gran libro, LA BASTARDA, explica su vida desgraciada y aventurera, si por aventuras entendemos un cúmulo de idas y venidas bastante desgraciadas pero que hablan de una persona inquieta, dispuesta a hacer que el mundo le brinde todos los regalos que quiera. Leerla vale la pena porque está libre de todas las ataduras que esclavizan a casi todos los demás escritores... y escritoras.
Sobre esta francesa he escrito Lletja, rara i genial, como siempre en las páginas Llegim del diario ARA.