Nunca he entendido porqué las mujeres somos las únicas interesadas en leer tanto a los hombres como a las mujeres, y en cambio los hombres sólo se leen entre ellos, como si no se conocieran ya lo bastante. Me encanta pues toparme de vez en cuando con algunas de esas rara avis lectoras que, aún perteneciendo al sexo masculino, se complacen en leer a Alice Munro, Mercè Rodoreda, Siri Hustvedt o a quien sea que no siendo de su sexo tiene algo que contarles.
Pero lo peor es topar con escritores que hacen alarde de su sexo a base de despreciar al opuesto y, que en lugar de preguntarse porqué la literatura escrita por mujeres les interesa tan poco, se dedican a menospreciar a quienes sí la aprecian.
Por eso he publicado en el diario ARA Ells no ens llegeixen.