"Gran admiradora del arte italiano del
Renacimiento, recorría cada año los museos de la bella Italia para admirar sus
tesoros pictóricos y allí conoció a gentes de muy alto nivel, entre ellos a
Gabrielle D’Annunzio, con quien vivió un episodio de atracción fatal del que
dieron testimonio unas cartas que, cuando salieron a la luz, a Lempicka no le
hicieron ninguna gracia. Aunque D’Annunzio le regaló un inmenso topacio que
lució siempre en la mano izquierda y no se cansaba de repetir su procedencia.
Ignorada por muchos, como por ejemplo Peggy Guggenheim, que jamás la apreció
como pintora, su narcisismo le llevó a ser amiga de otro gran narciso, Andy
Warhol, y entre sus coleccionistas recientes hallamos renombrados artistas como
Barbra Streisand y Madonna."
"Esta pasión lo había absorbido por entero, apenas comía, ya no dormía, pero soñaba noches y días enteros con su idea fija: los libros."
GUSTAVE FLAUBERT, Bibliomanía