A estas alturas de la historia, cuando la discriminación de las mujeres en muchos países sigue siendo una evidencia y el techo de cristal brilla aún en los países desarrollados como el nuestro, sigue sin haberse entendido en qué medida es necesaria, muy necesaria, la discriminación positiva, y son muchos los que la consideran una medida injusta, cuando no negativamente discriminatoria. Sobre este asunto hablo en el blog "Mujeres" de EL PAÍS DIGITAL. Leer aquí.
"El Día de la Mujer, cuyo origen se remonta a mediados del siglo XIX, viene celebrándose desde 1910 a instancias de Clara Zetkin, quien lo propuso para promover el sufragio femenino en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, aunque fueron las mujeres rusas quienes, reclamando alimentos en plena Primera Guerra Mundial, instauraron en 1917 la fecha actual, el 8 de marzo. Al Día de la Mujer y con él al Mes de la Mujer (marzo), que es cuando a las mujeres se les brinda, de modo excepcional, el turno de palabra que el resto del año se les niega si no es en pequeñas dosis y sin armar demasiado revuelo, se suma la existencia de los Institutos de la Mujer (nacionales o autonómicos), de las regidorías de Igualdad y de las asociaciones de mujeres y demás inventos del feminismo, inventos avalados por el espíritu democrático y sobre los que nunca ha dejado de arrojarse un sibilino haz de sospecha."