Son tiempos revueltos, en los que nos estamos dando cuenta de que al feminismo le pasa como a la izquierda: no sabe pensar en una sola dirección para conseguir sus metas. Se diría que hay tantos feminismos como personas, aunque unos feminismos parezcabn mucho más feministas que otros. ¿Es eso malo? No necesariamente, aunque resulte poco útil. Quizás habrá que asumir que un movimiento que propone cambios radicales debe hacerlo desde la pluralidad y el diálogo permanente.