Aún queda mucho camino por recorrer para que la literatura sea un mundo compartido donde autores y autoras publiquen en igualdad de condiciones. El patriarcado se sigue mostrando renuente a dejarnos participar y, mientras en la novela y la poesía las mujeres ya campamos con cierta comodidad, en el ensayo la cosa está mucho más complicada porque es un territorio cuyo control ellos no quieren abandonar.
Por eso he publicado L'assaig, l'últim bastió del patriarcat en la revista NÚVOL.
Digo cosas como esta: "Que no condeixi però el pànic perquè aquí les possibilitats que les
nostres Illouz, Solnit o Hustvedt locals brollin i brillin és tan remota com la
possibilitat que indepes i no indepes es posin d’acord, cosa que no succeirà
mai".