Hace tiempo que pienso que si las mujeres opináramos, si las mujeres ocupáramos el 50% de los espacios donde se hace avanzar o retroceder el mundo, este sería distinto, sería mejor, mucho mejor.
Y no porque las mujeres seamos superiores a los hombres, ¡qué barbaridad! El mundo está lleno de gilipollas hombres y mujeres, lo sabemos bien. Sino porque históricamente a las mujeres nos han condenado a un lugar subsidiario en el que hemos desarrollado unos habilidades que los hombres, históricamente colocados en el lugar de la dominación y el desprecio al otro -en concreto a la otra-, no poseen.
Así que le doy un toque al asunto en el artículo Si les dones opinéssim, que ha aparecido en el diario ARA.