"Del mismo modo que el consumo de novelitas rosas hizo estragos en la mente de Emma Bovary, empujándola hacia los despeñaderos del amor y de su contrario, el desamor, actuando a su imagen y semejanza nuestras coetáneas insisten en no quitarse el corsé de que Coco Chanel y compañía las liberaron en sentido literal, y las muchas sufragistas y activistas del feminismo en el sentido figurado. Permanecen pues presas en él y en todo lo que ello conlleva: dependencia hacia el varón, falta de autoestima, impotencia e imposibilidad de empoderarse para comenzar una nueva vida. No aspiran a ser 'damas de hierro' ni siguen la senda de una Merkel impermeable, sino que están hechas de la misma pasta que la despechada Fedra, la Ofelia de Hamlet o la doña Inés de Zorrilla."
Leer el artículo completo aquí.
[En la imagen, Isabelle Huppert en la película Madame Bovary.]