Como buena hija de la República, la escritora ROSA REGÀS es una autora comprometida con su tiempo y no forma parte de las filas de adocenados intelectualillos que le siguen la corriente a quien haga falta en función del color político que detente el mando, sino todo lo contrario: lo que tiene que decir lo dice alto y claro. Y a mí, lo admito, me gusta esa manera suya de llamar a las cosas por su nombre. Es también una defensora a ultranza de la justa causa de las mujeres y, a este respecto, entre otros, ha publicado recientemente LA DESGRACIA DE SER MUJER, un iluminador ensayo en el que pasa revista a los muchos males que nos han acechado y aún nos acechan.
Le agradezco pues muy mucho que tras la atenta lectura de LEER Y ESCRIBIR EN FEMENINO le haya dedicado este artículo en EL MUNDO, donde no sólo invita a leerlo sino que hace una radiografía certera de lo que aspira a ser.