Leer o no leer, esa es la cuestión. E ir al cine o no ir, ir
al teatro, a un concierto, a un museo... o quedarnos en casita cultivando la
estupidez. Y como está claro que quieren que no vayamos, que quieren que nos
quedemos en el sofá viendo en la tele el fúbol embrutecedor y los programas de
malas artes y peor información, resistiremos leyendo, yendo al cine, acudiendo a
los espectáculos... o lo que es lo mismo, pasándonos por el forro su intento de
condenarnos a la vida vegetativa del ciudadano que acata y no piensa.
Con la subida del IVA en productos culturales que
a nuestro actual gobierno ahora le ha dado por llamar "de
entretenimiento", como si en eso consistiera simplemente una obra de David
Mamet, una exposición de Hopper o la versión cinematográfica de Anna Karenina
de inminente estreno, nos toman el pelo. Y tratan con ello de liquidar la ya
precaria solidez de nuestro panorama cultural, que hace aguas por todos lados y
no necesita precisamente de parches en forma de aumento de impuesto sino de
incentivos en el sentido contrario. En lugar de dar ayudas al cine, al teatro y
a las artes en general, el ministro Wert se erige en detractor del sector del
que tuviera que ser el máximo valedor. España es así, un cúmulo de sinsentidos,
y así nos va.
Para compensar tanta falta de sentido común,
desde la afición lectora, ahí va una reflexión titulada CON IVA O SIN ÉL, LEER
NOS HACE LIBRES.
[La obra reproducida es la picassiana Mujer leyendo, de 1932]