El escritor JESÚS ORTEGA lleva un tiempo
coleccionando escritorios. No es que los almacene en una nave industrial y los
contemple en las tardes de domingo, sino que los compila en un blog fantástico,
PROYECTO ESCRITORIO, lleno de reverberaciones literarias, en el que escritoras y escritores
casi siempre de aquí y de ahora (salvo alguna honrosa excepción), mayoritariamente
treintañeros o cuarentones, muestran el suyo y nos cuentan su
relación con él.
Los hay de toda clase y condición, desde
portátiles apoyados en un camastro a la buena de Dios hasta acogedores rincones
que despiertan sana envidia. Y es que en realidad se trata de espacios de
escritura, no tan sólo de escritorios.
Ahora le ha tocado el turno al mío. Verlo así,
desde la distancia, produce un cierto extrañamiento, lo confieso.