domingo, 3 de junio de 2012

77. UN AÑO DESPUÉS, CARA Y CRUZ DEL 15-M

Que tanto su dispersión como su escasísima capacidad autocrítica son algunos de los máximos defectos del necesario y aún vivo movimiento 15-M, creo que es algo que compartimos muchos. Otra cosa es qué futuro le vemos unos u otros, y asimismo hacia qué rumbo pensamos que debería encaminar sus pasos y hacia donde creemos que no debería encaminarlos en modo alguno.
Doce meses después de su alumbramiento, el movimiento ha demostrado tener aún sangre en las venas y un corazón bombeante al salir sus miembros de nuevo a las plazas, donde las autoridades no dejaron que permanecieran, acaso para evitar que se quedaran afónicos en vano y acaso para ahorrarnos a los demás la pasta que cuesta devolver las plazas a su estado original después de que una horda de jóvenes airados las ocupen (me niego a poner la "k"). Porque es de suponer que quien deja la plaza como hace un año dejaron la Plaza de Cataluña no sólo no paga impuestos sino que poco le preocupan los dineros públicos, esos que son de todos y sirven para costear la sanidad, la educación y hasta la manutención de recién llegados que arriban a nuestras costas huyendo de realidades bastante menos esperanzadoras que la nuestra.
Un año después de esa explosión de cabreo, de ese sano ejercicio de protesta, he querido dar mi opinión al respecto: